Hola, soy Ana, y aunque probablemente la mayoría de los que hayáis decidido leer esta entrada del blog ya me conocéis, hoy me gustaría compartir algunas cosas que todavía no conoces sobre mí. Así que si te apetece … ¡¡acompáñame!!
Desde pequeña el mundo de las personas en situación de vulnerabilidad por razones de la discapacidad ya me atraía demasiado. Lo cierto es que, en el colegio, ni en el instituto, ni en la mayoría de actividades cotidianas que hacía, conocí a ninguna de ellas en profundidad. Sin embargo, por alguna razón que ni siquiera ahora tengo muy clara, sentía mucho interés por conocer más acerca de ellas y cómo poder trabajar para ellas. Fue por ello que hace 12 años tomé la decisión de comenzar a estudiar Educación Social.
Sin embargo, durante los cuatro años que duró la carrera, no tuve ninguna asignatura relacionada con la atención a personas con discapacidad. Lo cierto es que finalicé decepcionada, y como mi inquietud continuaba siendo la misma, durante los años siguientes fui buscando y realizando todo tipo de formación en este ámbito.
Es así como llegué a CECAP, y como tantos otros de mis compañeros y compañeras, lo hice a través del curso de monitor de ocio y tiempo libre. Y me decidí por este porque era el único que incorporaba un monográfico sobre discapacidad, finalizando con una experiencia con los chicos y chicas en el Piélago durante un fin de semana.
Imaginaos que ilusión me hizo, que tras muchos años queriendo conocer más, por fin me llegó la oportunidad que estaba esperando. Tanto lo disfruté y aprendí de todas las personas de las que me rodeé que, tras la finalización del curso, seguí vinculada a CECAP como voluntaria: por ese entonces iba al gimnasio con dos chicos y apoyaba a otro en el manejo del euro.
Aunque la experiencia del curso de monitor fue increíble, y el seguir como voluntaria me estaba haciendo aprender mucho, lo cierto es que aún no tenía trabajo, por lo que di un giro radical a la situación: me puse a estudiar las oposiciones para ser ayudante de Instituciones Penitenciarias.
Nada que ver con todo lo que había estado haciendo hasta el momento … pero lo mejor estaba por llegar. Cuando menos lo esperaba, me llamaron desde CECAP para ofrecerme mi primera oportunidad laboral, ¡dónde tanto había disfrutado!, por lo que abandoné la oposición.
Fue entonces cuando entré a lo que por entonces se denominaba área de Capacitación Funcional, y que ahora todos conocemos por área de Capacitación Personal y Accesibilidad. Y mira por donde, comencé a trabajar con el objetivo de fomentar la autonomía, tanto personal como social, de las personas en situación de vulnerabilidad por razones de discapacidad. ¡Lo que había estado haciendo como voluntaria!
Nunca se me olvidará el primer día de trabajo. Fue un viernes de septiembre de 2016. Para mí, todo era nuevo. Aunque conocía algunas técnicas y metodologías de trabajo, CECAP era diferente. Comencé trabajando con 6 participantes, conociendo sus fortalezas y debilidades, sus objetivos personales, además de involucrarme por completo en todo lo relativo a su autonomía.
Si echo la vista atrás, creo que he podido conseguir grandes cosas con y para ellos. Guille ha conseguido mejorar sus habilidades sociales y tener un grupo de amigos; Lucía hace unas tortillas francesas riquísimas; María ya puede entrar a casa con su propia llave; así como muchos otros participantes han conseguido o están mucho más cerca de conseguir sus propios objetivos personales.
Y una de las cosas que recuerdo con más cariño son las grandes experiencias que he vivido, muchas de las cuales me continúan emocionando siempre que las recuerdo: mi primer viaje de fin de semana al Piélago; viajes de verano a Calpe o Navahermosa, donde pudimos disfrutar de grandes verbenas y momentos de playa y piscina espectaculares; carnavales disfrazados como jugadores de fútbol americano, de cartas de póker o de mimos, muchas canciones y bailes, en la que nunca nos falta nuestra canción más típica, “la macarena”; días de parque de atracciones riendo y gritando de emoción. Y estas son sólo algunas de las tantas experiencias que he podido vivir, aunque lo que más me ilusiona son las que quedan por venir.
Sin embargo, lo que más feliz me hace es saber que no sólo soy una herramienta para que estos jóvenes consigan sus objetivos personales, sino que es una forma de aprendizaje continuo, por lo que siempre estaré agradecida a todas las personas que me han enseñado y lo continuarán haciendo, luchando día a día por conseguir la verdadera inclusión, LOS PROPIOS PARTICIPANTES.
Y, para terminar, no quiero ser muy “noñas”, pero me gustaría agradecerte a ti, a mis compañeros y compañeras, tanto los actuales como los que un día compartieron su experiencia conmigo, a los chicos y chicas, a sus familias, a CECAP, y a todos los que hacen posible la inclusión real. Aunque ya son 5 años y medio compartiendo con vosotros y vosotras, en los que he crecido profesionalmente, lo cierto es que también lo he hecho en lo personal. De nuevo, gracias a todos y todas por permitirme continuar aprendiendo.
¡GRACIAS!