¡Ahora me toca a mí! Me han pedido que cuente mi experiencia de todos estos años que llevo en CECAP. Después de las maravillosas narraciones que han realizado mis compañeros de las cuales he participado y comparto 100 x100, he querido dar otro enfoque para no repetir los momentos y emociones que he vivido con ellos.
Así que os voy a contar mi experiencia laboral y cómo llegue a trabajar de casualidad en este mundo social y en el que llevo ya 25 años.
Mi formación estaba enfocada en las artes y el diseño gráfico, siempre pensé que sería una gran diseñadora, pintora, ilustradora o que tendría cualquier otro oficio, pero ni me imaginaba cuál iba a ser mi destino, el día que me hicieron una entrevista de trabajo la Asociación Síndrome de Down, para hacerme cargo de 16 jóvenes y de un centro ocupacional de serigrafía industrial (estudié serigrafía artística y ese fue el motivo por el que me llamaron). Trabajo que en un principio deseché, ya que no tenía ninguna formación para capacitar a todos esos chicos/as. Pero algo debieron de ver en mí que yo no conocía, ya que me volvieron a llamar al día siguiente para que lo intentara.
Así que, con 23 años, muchas ganas de trabajar, aprender y con esa impulsividad que me caracteriza que no me pienso las cosas dos veces, -sin negaros que me moría de miedo-, me embarqué en esta maravillosa aventura que ha sido mi vida laboral.
Tenéis que tener en cuenta que cuando yo empecé a trabajar la vida no era la misma que ahora (uff, ¡qué mayor me siento!). Las personas con discapacidad no tenían las oportunidades que hoy tienen, ni sus familias tenían la formación que hoy se les da, ni existía CECAP (no se creó hasta 10 años después). Solo existían los Centros Ocupaciones y empezaban a crearse los Centros Especiales de Empleo.
En esta época aprendí muchísimo. Estos chicos/as me enseñaron cantidad de cosas que desconocía, cada día volvía a mi casa con experiencias únicas que me enriquecían y me sorprendían. Conocí a Gustavo, Agustín, Pedro, unos veteranos, Chaveli, José Antonio, Elisabeth y muchas veces pasaban por allí algunos pequeñajos como un rubio “sinvergüenza”, Borja; una “loca” con coletas, Mar; y un “mico” muy espabilado, Carlos…
Tuve experiencias de todo tipo: unas muy buenas, otras no tanto. Tuve la gran suerte de tener unos compañeros estupendos, y otros no tanto. Y allí conocí a Andrés. Él fue a realizar sus prácticas de psicología y luego pasó a ser nuestro psicólogo. Diez años después Andrés y Sonia, que ya formaban parte de mi familia, iniciaron su empeño personal y laboral para que las personas con discapacidad tuvieran más oportunidades y de esta forma poder mejorar su calidad de vida. Lanzaron la idea de capacitar, ayudar y guiarlas según sus intereses y motivaciones, y mostrar al mundo las capacidades que tienen y todo lo que pueden aportar y enseñar. Nació CECAP, con una metodología innovadora y con un grupo de familias que creían en ello y que siguieron a estos dos locos en su empeño.
Yo sabía que mi paso por el Centro Ocupacional y Centro Especial Empleo de la asociación había terminado. Aporté todo lo que pude y me dejaron, pero ya no me sentía ligada a esa forma de enseñar y necesitaba avanzar. No sabía lo que quería, pero si sabía y tenía muy claro lo que no quería para el colectivo con el que trabajaba.
¡Y entonces llego mi salvación!! Me llamaron para trabajar en un proyecto laboral de CECAP. Esta vez no lo dude, acepte sin pensarlo. Volvió mi motivación, mis ganas de aprender, de aportar. Era un proyecto maravilloso en el arzobispado de Toledo, en un entorno único con cuatro chicos/as, un lujo después de trabajar con 16 a la vez. Luz natural, andar por la calle, gente, desayuno en un bar…cosas que compartía con los chicos/as que trabajaban en este proyecto. Quien haya trabajado o trabaje en C.O me entenderá.
En CECAP siempre he trabajado en el área de Capacitación Laboral y he participado en muchos de los proyectos que hoy están ya consolidados. He pasado por todas las líneas y en todas he aprendido, me he ido formando y he aportado mis ideas, aunque el mérito es de los participantes que he tenido a mi cargo, ya que todos y cada uno de ellos me han ido “imprimiendo” cosas y han formado la persona que hoy soy y de la que estoy orgullosa.
Cuando iniciamos este Área sabíamos poco del mundo laboral, ya que nuestros chicos/as no formaban parte de él. A base de empeño, hacernos oír y mucho trabajo, hemos conseguido muchas cosas y creo que hoy en día somos un ejemplo para muchos. Hemos llegado a una estabilidad como Área.
Tengo que decir que somos un equipo muy completito, dirigido por una súper mujer a la que admiro, que también cada día me enseña cosas. Todos mis compañeros/as me aportan algo diferente y esto hace que nuestro trabajo salga adelante a pesar de lo duro del entorno y de los momentos actuales. ¡Gracias a todos! Con la experiencia a pie de calle y lo que vamos aprendiendo hemos conseguido que muchos de nuestros chicos/as hoy tengan una vida plena y feliz.
Mi experiencia se la cuento muchas veces a mis participantes para que les sirvan de ejemplo. No sabemos lo que nos depara el destino, y no pasa nada si nos equivocamos. La motivación, las ganas de aprender y creer en uno mismo es lo que verdaderamente cuenta.
Mi trabajo y las personas a las que capacito me han enseñado que la vida es más sencilla, que los problemas no lo son tanto y que con ganas, imaginación, creatividad, empatía y educación se llegan a conseguir los objetivos que nos marcamos y de esta manera me lo demuestran ellos todos los días.